20.10.09

La dolorosa Argentina de un poeta (1983-2001)

Rodolfo Alonso:


LA DOLOROSA ARGENTINA DE UN POETA
(1983 - 2001)

Carne talada

¿Primero fue el temor, o la negación? Ni hablar de eso, porque trae consecuencias. Ni hablar de eso, para que eso no exista, no suceda, no esté ocurriendo, no haya sido. Hombres expertos en la ciencia de negar, vivos contra la muerte estallando en todas partes, vivos entre la muerte. El miedo se coagula, se deposita, cría cuervos donde menos se espera, pone sus huevecillos estupefacientes en las más mínimas heridas, desarrolla sus moscas autófagas, su veneno silente, su cáncer innombrable. La garganta se seca, los ojos se abren en la oscuridad, sólo de pensar, asustados de eso, sólo de recordar de repente lo que estaba p-a-s-a-n-d-o.
No revive la carne calcinada ni el hueso quebrado se endereza ni la lengua cortada retoña otra vez. Nadie regresa de la muerte. Ni la memoria se cura de su sarna, la conciencia de su mal aliento, la moral doble de su hedor.
Después vienen las trampas del lenguaje, los juegos de la retórica servil (esa que Heráclito entrevió como “arte de conducir a la matanza”), la artesanía de embrollar con los sentidos al sentido, de hablar para no hablar, mostrar para no ver, señalar ocultando.
Si uno tiene suerte no fue salpicado ni llegó a ver la sangre, ni restos ni cenizas. Todo pasó más lejos, ahora estamos durmiendo, nunca vi un órgano ni un pie ni una cabeza rodando, ni esa mancha de sangre, ni esa voz, esas huellas, esas sombras.
Tierra de escasos inocentes, terreno del terror: los héroes muertos, los corderos muertos, muertos también los lobos disfrazados de oveja, la oveja, el pastor y el cazador.
Llegará el día en que querremos saber, enterarnos, estar al tanto. La información servida en frío, el comentario en la antesala, cifras inocuas, charlas de sobremesa, nos dirán finalmente que ahora se puede hablar ya del asunto.
(1983, “Jazmín del país”)



19 de abril de 1987

Voces juntas y un mismo corazón.
El nuevo día se hace de viejos soles.
En el tierno deshielo del recelo
las sombras retroceden de un vistazo.
El aire libre es un poco de todos.

(1987, “Jazmín del país”)


Bajo la música

Música sobre las circunstancias,
música sobre el callado dolor o el gran dolor,
música sobre las cicatrices, sobre el vientre exangüe,
sobre lo que ha de ser y lo imposible.

Música sobre las frentes, sobre los inviernos,
sobre los remolinos del futuro o el abismo de ayer,
música sobre la memoria y sobre el viento,
música sobre la sed.

Música sobre el desierto y sobre el mal,
música sobre el resentimiento y el aullido,
música sobre el silencio,
música sobre la aridez, el hambre y la sospecha.

Música sobre las fauces,música sobre las pezuñas y las zarpas,
música sobre el pico ávido y curvado,
música sobre el desgarramiento.

Música sobre los pormenores,
música sobre el superviviente y el verdugo,
música sobre el frío, sobre el filo,
música sobre la sombra.

(1987, “Jazmín del país”)


Desde la Tierra Prometida

Los viejos te soñaban y ya no eras promesa.
Sal sobre las heridas. Y corona de espinas.
No hay primavera fácil en las ciudades tóxicas.
El campo es impotente en manos impotentes.

Los hijos de la tierra, los hijos de la sangre,
abren los mismos ojos a la mañana ácida.
¿Quién podría anidar sobre nieblas y espanto,
tanta muerte infecunda, esta vida que mata?

No es el bello desierto ni la selva voraz.
Un reiterado abismo nos ciega y nos atrae.
Quiere hacerse destino, se pretende constante.
Nos engañan y quieren engañarse también.

¿Cuándo terminarás, Saturno, con nosotros?
Tu mirada congela, y tu estrépito encubre
los dolores, los odios, las miserias, las penas.
¿Nunca terminarás de devorarnos, patria?

(1987, “Jazmín del país”)


El desierto nos conquista

Al comienzo fue una leve brisa cálida, casi una caricia cada vez más súbitamente desmedida de los elementos. Luego nos descubrimos sintiendo en plena cara los primeros granos de arena dura y fría, ríspida, arisca, rígida, mientras los cielos se hacían de un azul pálido como acero templado, destemplado, gris. Poco a poco las dunas se fueron instalando, a la vez graves y gráciles, profundamente grávidas, de una oscura belleza amenazante, con el peso concreto de la vida más la forma del aire y, en las esquinas todavía alumbradas o en los barrios ya devorados por la sombra, el adoquín y el asfalto resultaron cubiertos, breve y precisamente. No menos malo era sentir crecer a eso dentro de uno, insaciable, roedor, combativo, total. El desierto al ataque no era invasor apenas, no sólo nos cubría y nos apabullaba, tan falsamente manso. También nos convertía en su dominio, al imponernos sus dominios, secando nuestras mentes junto con nuestros labios, agrietando a la vez párpados y canales de acceso, corazones y vías de comunicación. Bajo el cielo metálico, crudamente opaco, a una breve esperanza muy pronto desmentida la trajeron unas púdicas matas, un momentáneo resplandor de verde coronando siquiera fugazmente las moles movedizas y cambiantes de los crecientes médanos, mínimo atisbo de reflejos vitales rápidamente desvaído y tornado recuerdo. Pero lo peor fue quedarse viéndolos llegar, silenciosos, hoscos, lentamente, casi como forzados pero en realidad indomables, hirsutos, sólidamente bárbaros, más que ajenos, otros, y sorpresivamente o poco a poco descubrir darnos cuenta que ya éramos, finalmente, del todo, también, definitivamente quizá, como ellos.

(1989, “Música concreta”)



Vizcacha

¿La metáfora viva que buscaron
para buscarse todos, al buscarse,
vuelve como parodia e ironía?
¿Este misterio, este país que somos
y que se enzarza fiero en su destino
como luz mala en el desierto, ahora o
siempre bajo el solazo crudo, al rayo
del deseo, la impaciencia y su hermana
ciega: la impotencia? ¿Ni civiles
ni bárbaros, apenas decadentes?
¿Esa imagen profunda de uno mis
modonde abrevaba el mito, la verdad
oculta porque oscura, oscura
porque honda, eso que nos hacía
ser y que íbamos a ser, culpables,
desolados, quejosos, engreídos,
ni Cruz ni Fierro fueron, sino El Viejo?

El arte de callar 2001


Rehusa prosternarse ante Baal

¿Qué es enfrentar los lobos
en el silencio blanco
del Yukón o la estepa,
ser echado a los leones
liviano como un mártir,
trepar involuntario
al potro del tormento,
sentir el frío abrazo
de la Dama de Hierro,
que acaricien tu cuello
con el garrote vil,
el lazo de los tugs,
la soga del verdugo
o la atroz sutileza
de los Inquisidores,
sobrevivir naufragios,
te trague la Ballena,
atravesar los polos,
caerse en la manigua,
delirar en la selva,
sostener al simún
bajo el sol de las doce,
salvarse de la peste,
perderse en la tormenta
de nieve hasta dormirse
dulcemente por siempre,
ser presa de caníbales,
comprado como esclavo?
¿Qué es enfrentarse a eso
frente al escalofrío de un alud financiero,
el maëlstrom de la Bolsa,
el rugir del dinero,
el tifón de la usura
que te sorbe la médula
con la fría mirada
seductora y terrible
de insaciable Medusa?
¿Nunca se podrá ser
lo suficientemente
humano?
Silencioso,
Harpagón, corroído
por su cáncer dorado,
vuelve silencio al mundo
y prisión al destino.
Miserable confort.

El arte de callar 2001


MATRIA NUESTRA


1

patria cegada
sesgada
encenagada

patriA rota

¿patria? segada
diluida
in extremis

al borde
(a bordo)
de la asfixia

oprimida
por cielos
enomes
grandes mares
megápolis
trigales y distancias
aplastada
por tanta
riqueza
abandonada

2

cieno de la cianosis
espera

óxido del oxígeno
espera

terror todo terreno
espera

tendal de los tendidos
espera

sálvese quien se salva
¿espera?

hedor de los hundidos
espera

náufragos de la náusea
espera

espera tu esperanza
(des)

experta en esperanza
(des) es

exprime tu esperanza
(des) espera

des dolor a los tuyos
(des) esperanza

3

¿puede algo
la metáfora?

si no puedo poder
si poder no se puede
que puedan las palabras
que las palabras pudran
que pierdan las palabras

patria matria hijanuestra
que no estás en los reinos
venga a nos el tu cielo
vénganos tu venganza
véngate de verdugos
véngate de inocentes
ingenuos en cuclillas
asustados mesiánicos
mesías de lo mediocre

no perdonan tus deudas
no perdonan tus deudos
hacen su voluntad
su santísima gana
nos vomitan por tibios
yo no soy el camino
que no vengan a mí
no dejen a los niños
así en la tierra
¿no habrá más cielos nunca?

el pan ¿nuestro?
¿de cada día?
dánosle dánosle dánosle
con el sudor
de nuestra deuda
¿hoy? ¿hoy? ¿ahora?
así como nosotros no perdonamos
ni perdonaremos
con el helado sudor
de la agonía
intenta despertar
a tanto lázaro
feliz en su miseria
ebrio de buena muerte
ausente de vivir
sin color ni calor

patria matria hijanuestra
no hay genio en el ingenio
no hay vuelo en la parodia
no hay decadencia útil
no hay dorados finales
que conduzcan al cielo
a los pobres de espíritu

El arte de callar 2001

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