Nuestro Drummond de Andrade
Por Rodolfo Alonso
Para LA GACETA – OLIVOS (provincia de Buenos Aires)
Tan renovador como nacional, en el mejor sentido, el modernismo brasileño
(1922) certifica así la espontaneidad de las vanguardias latinoamericanas. Y,
con ser original, la obra de Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), de quien
el 31 de octubre recordamos 110 años de su nacimiento, se vuelve significativa
en ese contexto modernista, del cual constituye probablemente el paradigma.
Popular sin demagogia, discreta sin pavoneos, distante pero cálida, precisa sin
frialdad, incluso en sus comienzos abiertamente comprometida pero con tal
intensidad de vida y de lenguaje que sus poemas de ese tipo continúan en
vigencia y conmoviéndonos, el desarrollo de la poesía de Drummond constituyó
para nosotros, y especialmente para mí, que gocé muy temprano de su
correspondencia y su confianza, una experiencia enriquecedora. Donde lo
estético y lo humano se daban como evidencia viva, lograda, cabal, y al mismo
tiempo temblorosamente inerme, transida, contagiosa.
Si pudo
ofrecernos, en Búsqueda de la poesia,
una lúcida, ejemplar arte poética, de luminosa inteligencia y contagiosa
sensibilidad, capaz de precavernos contra toda demagogia, y que cada día cobra
más justificadas dimensiones (especialmente en estos días de banalidad
globalizada), ¿no es llamativo que haya logrado hacerlo después de su tocante Consideración del poema, obertura
humanista con la que abre, en plena lucha mundial contra el fascismo
(1943-1945), nada menos que un libro que quiso llamar La rosa del pueblo?
Como el
torero a la hora de la verdad, en un golpe de gracia, culmina allí mismo ese
otro poema imborrable: Pasaje del año
(como demostración definitiva para el lúcido aserto de Huidobro: “el adjetivo, cuando
no da vida, mata”), con palabras indelebles: “La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia.” No sólo calidad literaria, ni
mucho menos habilidad retórica, como se ve, sino precisamente lenguaje
encarnado, belleza-verdad hecha voz, inflexión y sentido. Porque, como él mismo
dijo, no se trata apenas de escribir bien, de tener buenos sentimientos o
buenas razones sino de “ser hombre en el poema”,
apenas, nada menos. Después de todo, aunque con sobria dignidad él haya aludido
a “razones de conciencia”, ¿no habrá sido asimismo por razones estéticas que,
en 1975, Drummond rechazó el bien dotado Premio de Literatura de Brasilia que
celebraba el aniversario de la dictadura militar?
EN
MEDIO DEL CAMINO
En medio del camino había una
piedra
había una piedra en medio del
camino
había una piedra
en medio del camino había una
piedra.
Nunca me olvidaré de ese
acontecimiento
en la vida de mis retinas tan
fatigadas.
Nunca me olvidaré que en medio del
camino
había una piedra
había una piedra en medio del
camino
en medio del camino había una
piedra.
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
Traducción de Rodolfo Alonso
Rodolfo Alonso – Poeta, traductor, ensayista. Libro reciente: Poesía escogida, de Carlos Drummond de Andrade (Alción).