9.6.15

Un visionario en los infiernos





         Hace setenta años, el 8 de junio de 1945, a los pocos días de haber sido liberado de su calvario infernal por los campos de concentración nazis de Auschwitz, Buchenwald y Flöha, uno de los más singulares y míticos poetas del surrealismo, Robert Desnos, enfermo de tifus, moría en el abarrotado hospital ruso improvisado en otro siniestro eslabón de esa misma cadena, Terezin. No sin admirada sorpresa, en su cadáver se descubrió un último poema de amor seguramente destinado a Youki, la mujer de su vida, de modo extraño similar a otro escrito mucho antes (“Tanto he soñado contigo”). Otro blasón del surrealismo, “el amor loco, el amor único”, se había hecho en él carne palpitante.
Concluía así, en forma tan emblemática como había vivido, el singular, más que trágico destino de Robert Desnos. Nacido con el siglo, el 4 de julio de 1900, y nada menos que en el barrio des Halles de París, desde muy joven su suerte se liga con la del grupo de quienes iban a revolucionar la poesía del siglo XX: Benjamin Péret, André Breton, Louis Aragon, Tristan Tzara, Paul Éluard, Philippe Soupault, René Crevel, Antonin Artaud, Jacques Prévert, René Char. Con ellos, le tocó vivir la etapa heroica e “inocente” del surrealismo, aquella que en la década de los veinte del siglo pasado creía hacer realidad a la vez todos los sueños y todos los deseos. Y en la cual participó no sólo con algunos de los libros más significativos de ese período fulgurante (en 1924: Deuil pour deuil; en 1927: La Liberté ou l´Amour!; en 1930: Corps et biens), sino también hasta exponiendo su cuerpo y su psiquis en inolvidables sesiones de ensoñación hipnótica, que lo conducían a un auténtico trance. Por eso, sin duda, pudo decir con justicia André Breton: “Nadie como él ha cargado con la cabeza baja en todas las vías de lo maravilloso”.
         Pero también le tocó a él percibir –y manifestar--, llegado el momento, que el surrealismo había caído ya en el “dominio público” (título que se daría póstumamente, en 1953, a un volumen con la mayor parte de su obra poética: Domaine public), y que estaba en consecuencia “a disposición de los heresiarcas, de los cismáticos y de los ateos”. Después de romper con el exigente casi puritanismo a la inversa de André Breton, aquel ortodoxo de la heterodoxia a quien no pocos de sus adeptos terminaron tildando como Papa del surrealismo, Robert Desnos volcó en el periodismo, la radio, la canción, el cine y, aunque fugazmente, hasta en la publicidad, su genio y su ingenio.
         Heroico participante en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi, fue arrestado por la Gestapo una mañana de febrero de 1944. Internado primero en Buchenwald, conoció luego la siniestra serie de los campos de concentración del hitlerismo. Que lo ofrecería a la muerte.
         Exponente de las mejores virtudes, no sólo estéticas por supuesto, que emergieron con la rebelión surrealista, la poesía de Robert Desnos nos inquietó con las experiencias inefables de Rrose Sélavy (un personaje imaginario creado por telepatía con el pintor Marcel Duchamp), se anticipó con mucho a las inquietudes de la lingüística sin dejar nunca de ser poeta en L´Aumonyme o Langage cuit, y nos deslumbra en textos como los de A la mystérieuse y Les ténèbres con un lirismo límpido y poderoso, entrañable y fraterno, siempre enamorado de las fuentes más hondas y fecundas de la vida.





EL ÚLTIMO POEMA

Tanto he soñado contigo,
Tanto he caminado, hablado tanto,
Tanto he amado tu sombra,
Que no me queda ya nada de ti,
Me queda ser la sombra entre las sombras
Ser cien veces más sombra que la sombra
Ser la sombra que retorna y retornará
En tu vida asoleada.

Robert Desnos
(Traducción de Rodolfo Alonso)



   
                               





4.6.15

* Giuseppe Ungaretti *


Claro enigma:


 

Por Rodolfo Alonso *


El 2 de junio se cumplieron cuarenta y cinco años del fallecimiento de  Giuseppe Ungaretti (1888-1970), uno de los más altos y exigentes poetas del siglo XX. Un siglo que, de manera espléndida en su primera mitad, pero también un poco más allá, fue pródigo en cuanto a producir figuras cumbres del mejor lirismo.
         Ungaretti fue sin duda uno de ellos, y su nombre es el primero que se nombra al recordar aquella espléndida “gran estación poética italiana”, un momento de oro en la poesía peninsular en cuyas cimas sólo llegaron a aproximársele, primero Eugenio Montale y luego, con el tiempo, otras dos figuras no por aisladas menos ejemplares: Dino Campana y Umberto Saba.
Fue il miglior fabbro (el mejor artífice), porque quizá ningún otro en su tiempo, no sólo en su lengua sino en toda Europa, llevó más lejos y más hondo aquella “prolongada oscilación entre sonido y sentido” con que Paul Valéry logró aludir en forma magnífica al poema. Pero fue también, al mismo tiempo, en forma ineludible, uomo di pena (hombre de pena), porque nunca hubo para él palabra, por más dignamente elaborada, de la que no pudiera asegurar: “cavada está en mi vida / como un abismo”.
          Lo que no dejó de ser advertido. Los grandes críticos percibieron su inusitado alcance, su verdadera dimensión, desde un comienzo. Giuseppe De Robertis lo vio “poeta tan absoluto, tan esencial, tan incógnito”. Y el mismo Montale,  no vaciló en afirmar: “Él solo, en su tiempo, logró aprovechar la libertad que ya estaba en el aire, los otros no supieron qué hacer con ella, y cambiaron de oficio o gimieron incomprendidos...”.
          Pero tuvo que ser un poeta más joven (en sus comienzos bellamente dialectal, nada aquejado de hermetismo, y más cercano al realismo político-social), Pier Paolo Pasolini, un intelectual tan desinhibido como incisivo, quien supo afirmar con claridad: “la historia de la poesía de Ungaretti se despliega, por definición, en el centro de la historia de la poesía del siglo XX”.
Pensando en lo que diría si hubiera llegado hasta hoy, no resisto la tentación de recordar que, ya en 1966, el mismo Ungaretti puntualizó: “Hay algo en el mundo de los lenguajes que ha acabado definitivamente. El hombre, me parece, no atina más a hablar. Hay una violencia en las cosas que se convierte en su propia violencia y le impide hablar. Una violencia más fuerte que la palabra. Las cosas cambian y nos impiden nombrarlas, y por lo tanto fundar reglas para nombrarlas y permitir a los otros gozar de ellas. Podría ser éste el apocalipsis.”
Y concluye, no menos dramáticamente: “Somos hombres que han sido arrancados de su profundidad... No, las palabras no nos sirven. Las palabras de las viejas retóricas son palabras sin suficiente fuerza de secreto.” Y si tal era, para un extremado artista de la palabra, hace casi cinco décadas, la desolada situación de la poesía en un mundo desolado, ¿cuál sería hoy su perspectiva al respecto, en estas áridas circunstancias?
         Francesco Flora fue el primero en aludir a Ungaretti como hermético, un término elogioso de su exigencia de raíz, que llegó a abarcar a un renovador movimiento pero con el cual algunos miopes intentaron rozarlo. Quien llegó a dar la mejor respuesta (muy probablemente sin haberlo pensado), fue el mismísimo Ungaretti cuando tituló a su poesía completa “Vida de un hombre”. Nada más. Nada menos.







El puerto sepulto

Aquí llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa

De esta poesía
me queda
esa nada
de inagotable secreto

Giuseppe Ungaretti
(Traducción de Rodolfo Alonso)




* Poeta, traductor, ensayista.



28.5.15

RODOLFO ALONSO EN FRANCIA 2015





(Comunicado de prensa / Se agradece su difusión:)


RODOLFO ALONSO EN FRANCIA 2015

La editorial Reflet de Lettres, de París, acaba de publicar “L´art de se taire”, poemas de Rodolfo Alonso, con traducción de Bernardo Schiavetta y versión bilingüe.
El libro original: “El arte de callar” (2003), ya fue editado en Argentina, Venezuela y, en breve, México. En 2006 obtuvo el Premio del Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia).
“L´art de se taire” será presentado, a partir del 30 de junio, en el Marché de la Poèsie de París. Y del 24 de julio al 1º de agosto en el Festival Internacional de Poesía de Sète: Voix vives, De Mediterranée en Mediterranée, al cual Rodolfo Alonso ha sido invitado a representar a la Argentina.
Como se recordará, Sète es la ciudad natal de Paul Valèry y de Georges Brassens.





130 años de Victor Hugo

Lunes, 25 de mayo de 2015
Opinión




Por Rodolfo Alonso *
Hoy se cumplen ciento treinta años de su fallecimiento. Quizá por eso nos hemos habituado a considerar a Victor Hugo (1802-1885) como un fantasma de tiempos idos, cuando no como un poeta sin duda prolífico pero muy probablemente superado. Abrumada por su fama estruendosa, asediada por la grandilocuencia de su persona y de su época, esa misma obra, no obstante tan fecunda, tan vasta, tan activa en su tiempo –y mucho más allá, piénsese solamente en Los miserables– como la propia vida social y política del autor, conserva todavía (aquejada y fecundada a la vez por su turbulenta carrera de hombre público, ¡de eficaz hombre público!, impensable para un poeta actual) muchas sorpresas para el que sea capaz no sólo de adentrarse en su monumentalidad sino también de percibirlas.
Aunque su gloria o, mejor, su glorificación, llegó a ser en sus últimos momentos apoteósica, también es verdad que ya por entonces cosechaba desaires. La refinada reticencia de un crítico tan influyente como Sainte-Beuve (1804-1869), se encrespa con él hasta adjudicar a Hugo “un alma grosera de bárbaro enérgico y astuto”.
Y el mismo Charles Baudelaire (1821-1867), que tampoco se hacía ilusiones al respecto (“Hace la corte a todos y trata de poeta al último o al primer llegado”, había dicho tajante), estaba justamente orgulloso de que Victor Hugo le hubiera adjudicado, en una frase que iba a volverse célebre, nada menos que “un frisson nouveau”, es decir un nuevo estremecimiento, una nueva sensibilidad.
Que alguien tan lúcido y exigente como el gran poeta René Char (1907-1988) haya puesto los puntos sobre las íes sin desdeñar a Hugo (aunque “sabe proyectar sobre el oficio perdido del verso, cuando ese oficio es inspirado, sucesivamente la luz más armoniosa y la más carmesí”, también “es literalmente despedazado por el obús baudeleriano”), no ha de sorprender quizá menos al lector inocente que uno de sus poemas donde, a través de Jesucristo, se desnuda poco piadosamente a la moral burguesa.


Burgueses hablando de Jesucristo

–Su moral no era mala. Murió a los treinta años.
–Cambiaba en vino el agua. Se decía en su tiempo.
–Natural de Judea. Tenía doce apóstoles.
–Gente grosera. Nadie. Celosos unos de otros.
–Les lavaba los pies. ¡Es extraño, el pozo
De la samaritana, y el demonio, y también
El asunto del ciego, y el del paralítico!
–¿Lo sacó realmente de su tumba a Lázaro?
–Era un sabio. Un loco. Su sistema es muy bueno.
–Veraz en teoría pero falso en la práctica.
–Su proceso es real. Y Judas es legítimo.
¡El honrado al patíbulo y absuelven al ladrón!
–Se ve claro que andaban los curas ahí debajo.
–Todo cambia; hoy tiene los curas de su lado.
–De padre un carpintero, y reyes por ancestros.
¡Es raro! ¡Para nada! Una rama desciende,
Luego vuelve a subir, siempre la misma sangre.
No resulta curioso en genealogía.
–Sabía que buscaban acusarlo de magia.
Y que de su tormento hacían preparativos.
–Su Magdalena fue una cualquiera. O casi.
–Eso no impide ser santo. Por el contrario.
Cuanto dicen de él prueba a un hombre muy dulce.
–Era tan bello. Pálido, judío. Pelirrojo.
–Lo cierto es que hizo el bien aquí sobre la tierra.
–Mucho bien. Era bueno, austero, fraternal.
El demostró que todo, excepto el alma, es vano.
Sin duda no era Dios, pero sí era divino.
El hizo al hombre nuevo mejor que el hombre antiguo.
–¡Qué desgracia que se haya mezclado en política!
Victor Hugo
(Traducción de Rodolfo Alonso)
* Poeta, traductor, ensayista.
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17.5.15

"Vuelan las plumas",para Radio Universidad de Chile

 Entrevista que le hizo, en la Feria de Guadalajara, la periodista chilena Vivian Lavín para su programa "Vuelan las plumas", que Radio Universidad de Chile transmite el jueves 14 de mayo a las 20 (hora chilena)

http://www.vuelanlasplumas.cl/oido-precision-y-verso/vlp/2015-05-14/162231.html



Vivian Lavín quien lo entrevistó en el contexto del Salón de la Poesía de la FIL de Guadalajara 2014. 
*Fotos: Agradecimientos a la Universidad de Guadalajara. 

11.5.15

Como dos astros y Bajo la música (Rodolfo Alonso, Argentina)





Memoria Audiovisual del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Rodolfo Alonso nació en Buenos Aires, Argentina, en 1934. Fue el miembro más joven del grupo de vanguardia Poesía Buenos Aires. Poeta, ensayista y traductor. A partir de Salud o nada (1954) publicó más de 25 libros, la mayoría de poemas pero también de ensayo, reflexión y narrativa. Primer traductor de Fernando Pessoa en América Latina y de otros grandes autores. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía por su libro Música concreta (1994). Fue Premio Konex de Poesía 2004. Recientemente, la Academia Brasileña de Letras le otorgó su máxima distinción (2005). Comentarista comprometido de la actualidad literaria, cultural y hasta política no sólo de su país y de las Américas sino de Europa y del ancho mundo, siendo su «palabra insaciable» antes de nada la de la «defensa de la poesía». «Las palabras, me descubrí diciendo alguna vez, son aproximativas» -escribe, explicitando el doble significado de la expresión: nunca podrán ellas significarlo todo, imprecisas como son, pero sirven aún así para aproximar a los hombres».

Lectura de poemas en el 16 Festival Internacional de Poesía de Medellín, en el Cerro Nutibara, Teatro Carlos Vieco, en junio de 2006.

2.5.15

Bibliografía razonada de Rodolfo Alonso






Bibliografía razonada de Rodolfo Alonso






POESÍA:

“Salud o nada”. Ediciones Trayectoria, Buenos Aires, 1954.

“Buenos vientos”. Ediciones Poesía Buenos Aires, Buenos Aires, 1956.

“El músico en la máquina”, con dibujos de Libero Badii. Librería Galatea, Buenos Aires, 1958.

“Duro mundo”, con un dibujo de Eduardo A. Serón. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1959.

“El jardín de aclimatación”, con dibujos de Clorindo Testa. Ediciones Boa, Buenos Aires, 1959.

“Gran Bebé”. Ediciones Poesía Buenos Aires, Buenos Aires, 1960.

“Entre dientes”, con diseño gráfico y un dibujo de Alfredo Hlito. Fondo de Escritores Asociados, Buenos Aires, 1963.

“Hablar claro”, con dibujos de Rómulo Macció y portada de Rogelio Polesello. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1964. Premio Fondo Nacional de las Artes.

“Relaciones”. Ediciones del Mediodía, Buenos Aires, 1968.

“Hago el amor”, con prólogo de Carlos Drummond de Andrade. Editorial Biblioteca, Rosario, 1960.

“Guitarrón”. Ediciones La Ventana, Rosario, 1975.

“Señora Vida”, con un dibujo de Guillermo Roux. Editorial Galerna, Buenos Aires, 1979.

“Sol o sombra”. Editorial Libros de América, Buenos Aires, 1981.

“Alrededores”. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,1983.

“Jazmín del país”, con dibujos de Josefina Robirosa, Juan Grela y Guillermo Roux. Editorial Ocruxaves, San Isidro, 1988. Tercer Premio Regional de Literatura.

“Música concreta”, con prólogo de António Ramos Rosa. Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1994. Premio Fondo Nacional de las Artes, Segundo Premio Nacional de Poesía.

“El arte de callar”, contratapa de Juan José Saer. Alción Editora, Córdoba, 2003. Premio Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia).

“Poemas pendientes”. Primera versión. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2006.

“Poemas pendientes”. Versión definitiva, con prólogo de Lêdo Ivo. Alción Editora, Córdoba, 2010.

“En el aura de Saer”. Poesía, prólogo, fotos, correspondencia. Del Centro Editores, Madrid, 2013.

“A flor de labios”. Alción Editora, Córdoba, 2015.

“Cheiro de choiva”, en idioma gallego. Edicións Barbantesa, Cangas, en prensa.





POESÍA – Ediciones para bibliófilos:

“El músico en la máquina”, con dibujos de Libero Badii. Librería Galatea, Buenos Aires, 1958.

“Amores”, con dibujos de Libero Badii. Imprenta Anzilotti, Buenos Aires, 1963.

“Rodolfo Alonso / Libero Badii / Grete Stern”. Imprenta Anzilotti, Buenos Aires, 1963.

“Palabras”. Poema inédito, con grabados de Libero Badii. Imprenta Anzilotti, Buenos Aires, 1965.

“Seis fuegos”, en colaboración con Raúl Gustavo Aguirre y con grabados de Libero Badii. Imprenta Anzilotti, Buenos Aires, 1968.

“Las hojas cantan con el viento”, con grabados de Libero Badii. Imprenta Anzilotti, Buenos Aires, 1983.

“En el aura de Saer”. Introducción, poesía, fotos, correspondencia.  Del Centro editores, Madrid, 2013.

“Piedras vivas, manos juntas”, con dibujos de Santiago Alonso. Editorial Kalos, Buenos Aires, en preparación.





POESÍA - Reediciones:

“Jazmín del país”, con un dibujo de Guillermo Roux. Ediciós do Castro, Sada, España, 1988.

“Entre dientes”, con una carta de Jorge Teillier. Pequeño Dios Editores, Santiago de Chile, 2011.

“Poemas pendientes”, con prólogo de Lêdo Ivo. Universidad Veracruzana, Xalapa, México, 2011.

“Entre dientes”. Poesía. Rodolfo Alonso. Con textos de H. A. Murena, David Lagmanovich, A. C. Vila Ortiz, Víctor Salazar, Benito Milla, Rodolfo Fernández Castro y una carta de Jorge Teillier. Alción Editora, Córdoba, 2014.





POESÍA REUNIDA:

“A favor del viento” (1952-1956). Incluye: “Salud o nada”, “Buenos vientos”, “El músico en la máquina”, “Duro mundo”, “El jardín de aclimatación”, “Gran Bebé”. Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2004.

“Lengua viva” (1968-1993). Incluye: “Señora Vida”, “Sol o sombra”, “Jazmín del país”, “Música concreta”. Eduvim, Córdoba, 2014.





POESÍA - Antologías:

“Cien poemas escogidos”. Fundación Argentina para la Poesía, Buenos Aires, 1980.

“Poemas escogidos”, con prólogos de Milton de Lima Sousa y Daniel Samoilovich. Ediciós do Castro, Sada, España, 1992. Segundo Premio Regional de Literatura.

“70 poemas de 35 años”, con prólogo de Fernand Verhesen. Ediciones de la Aguja, Buenos Aires, 1993.

“Lengua viva”. Ediciones La Hoja Murmurante, Toluca, México, 1994.

“Poemas”. Ediciones de la revista Golpe de Dados, Bogotá, 1995.

“Antología poética”. Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 1996.

“La otra vida”, con prólogo de António Ramos Rosa. Común Presencia Editores, Bogotá, 2003.

”Antología personal”. Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 2004.

“Canto hondo”. Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 2004.

“Poesía junta”, con prólogo de Juan Gelman. Alforja, México, 2006.

“Ser sed”, con prólogo de Juan Gelman. Editorial Arte y Literatura, La Habana, 2009.

“La vida entera”, con prólogo de Juan Gelman y dibujos de Cándido Ballester. Universitat de les Illes Balears, Palma de Mallorca, 2009.

“Poesía inmediata”. Ciudad Gótica, Rosario, 2012.





POESÍA - Traducciones:

“Poèmes”, selección y traducción de Fernand Verhesen. Éditions Le Cormier, Bruselas, 1961.

“Elle, soudain”, prólogo y traducción de Fernand Verhesen, en colaboración con Roger Munier y Jean A. Mazoyer. Editorial L´Harmattan, París, 1999.

“Antologia pessoal”, bilingüe, traducciones de José Augusto Seabra, Anderson Braga Horta y José Jeronymo Rivera. Thesaurus Editora, Brasilia, 2003.

“Il rumore del mondo”, bilingüe, selección y traducción de Sara Pagnini, prólogo de Juan Gelman. Edizioni Ponte Sisto, Roma, 2009.

“L´art de se taire”, prefacio de Juan José Saer, traducción de Bernardo Schiavetta. Reflet de Lettres, París, 2015.

“Cheiro de choiva”, en idioma gallego. Edicións Barbantesa, Cangas, en prensa.

“The art of keeping quiet”. Antología poética. Selección y traducción de Katherine Hedeen y Víctor Rodríguez Núñez. Salt Publishing, Londres, en preparación.

“Entre les dents”, prólogo de Juan Gelman, traducción de Jacques Ancet. Po&psy/Érès, París, 2016.





ENSAYO:

“Poesía: lengua viva”. Editorial Libros de América, Buenos Aires, 1982. Mención Especial en el Premio Nacional de Ensayo.

“No hay escritor inocente”. Librería del Plata, Buenos Aires, 1985. Premio Fondo Nacional de las Artes, Segundo Premio Municipal de Ensayo, Mención Especial en el Premio Nacional de Ensayo.

“Liturgias de una lengua”. Ediciós do Castro, Sada, España, 1989.

“La palabra insaciable”. Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1992.

“Defensa de la Poesía. Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 1997.

“La voz sin amo”, con prólogo de Héctor Tizón. Alción Editora, Córdoba, 2006. Premio Único de Ensayo Inédito de la Ciudad de Buenos Aires.

“República de viento”. Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2007.

“René Char et nous”, prefacio de Rodolfo Alonso en “Correspondance (1952-1983)”, de René Char y Raúl Gustavo Aguirre (Gallimard, París, 2014).

“Avec Juan, sans Juan”, prólogo y versión castellana de Rodolfo Alonso en “La lumière et les cendres / Milonga pour Juan Gelman”, de Jacques Ancet (Caractères, París, 2014).

“Con Juan, sin Juan”, prólogo y versión castellana de Rodolfo Alonso en “Las cenizas y la luz / Milonga para Juan Gelman”, de Jacques Ancet (Alción, Córdoba, 2014).





ENSAYO - Reediciones:

“La voz sin amo”, con prólogo de Héctor Tizón. Ediciones de Medianoche, Zacatecas, México, 2008.

“Defensa de la Poesía. Edición ampliada y revisada. Alción Editora, Córdoba, 2012.

“Defensa de la Poesía. Edición ampliada y revisada. Universidad Veracruzana, México, 2014.





NARRATIVA:

“El fondo del asunto”. Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1989.

“Tango del gallego hijo”. Ediciós do Castro, Sada, España, 1995.





EDICIONES y ANTOLOGÍAS:

“Aguafuertes gallegas”, crónicas de Roberto Arlt. Edición, prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Ameghino Editora, Rosario, 1997.

“Se miran, se presienten, se desean / El erotismo en la poesía argentina”, antología. Selección, prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Ameghino Editora, Rosario, 1997.

“Madre Luz”, antología poética de José Pedroni. Selección y prólogo de Rodolfo Alonso. Ameghino Editora, Rosario, 1997.

“Dejen en paz a la Gioconda”, de Alfredo Hlito. Edición, revisión, prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Ediciones Infinito, Buenos Aires, 2007.

“Poesía Buenos Aires (1950-1960)”. Antología íntima. Edición, prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2010.

“Poesía Buenos Aires (1950-1960). Reedición facsimilar completa en dos tomos. Prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 2014.





EDICIONES y ANTOLOGÍAS - Reediciones:

“Aguafuertes gallegas”, crónicas de Roberto Arlt. Edición y prólogo de Rodolfo Alonso. Ediciós do Castro, Sada, España, 1997.

“Poesía Buenos Aires (1950-1960)”. Antología íntima. Edición, prólogo y notas de Rodolfo Alonso. Taberna Libraria Editores, Zacatecas, 2014.




El otro Pablo Iglesias



Contratapa  |  Jueves, 30 de abril de 2015

El otro Pablo Iglesias


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Por Rodolfo Alonso *


La Historia, generalmente trágica, no siempre se repite como farsa. A mí, al menos, me tocó descubrirla (en ciertos, pocos, momentos deslumbrantes) como metáfora.
Me conmovió por ejemplo, y me conmueve aún, que los mismos Pirineos fronterizos que un año antes, en 1939, don Antonio Machado cruzaba hacia Francia acongojado, dejando atrás al franquismo injustamente victorioso (junto a su anciana madre, pero ambos mezclados, hechos uno, con los dignísimos milicianos que habían defendido hasta el final la República española), se vieran al año siguiente, 1940, encarados en el sentido inverso nada menos que por Walter Benjamin, refugiado en París huyendo de los nazis alemanes y entonces, a su vez, intentando volver a librarse de esos mismos nazis que ya estaban ocupando Francia.
Como si no fuera completa la metáfora, Machado iba a morir pronto a pocos pasos, exiliado en el pueblecito de Collioure, y Benjamin no dudaría en empuñar contra sí mismo su pequeña pistola, en Port Bou, desesperado al no atinar con su intento de fuga hacia España.
En los últimos tiempos, sobre la misma Península Ibérica, otra metáfora histórica se me impone con fuerza. Porque el joven dirigente Pablo Iglesias (1978) que junto con sus compañeros de Podemos lograron incluir y encauzar una sanamente arrolladora fuerza política, enfrentada no sólo al derechista Partido Popular sino, incluso, a la alianza contra natura que, bajo el ominoso paraguas de la deletérea plaga neoliberal, había confundido y enredado con aquel al Partido Socialista Obrero Español.
Ese mismo legendario PSOE, fundado clandestinamente el 2 de mayo de 1879 por otro Pablo Iglesias (1850-1925), un joven tipógrafo gallego, en la taberna madrileña Labra. No sólo el más antiguo partido de España sino, también, el que había nacido capaz de sostener ideas marxistas al mismo tiempo que libertades profundamente democráticas.
Es decir, un joven Pablo Iglesias recompone y encabeza hoy, bajo otro (y muy similar) emblema, los mismos ideales que inspiraron no menos vehementemente a otro Pablo Iglesias, un auténtico líder obrero convincente y honesto. No sólo el mismo nombre, entonces, sino en la práctica similares ideales, similares objetivos y similares diagnósticos político-sociales.
Esa deslumbradora intensidad de las metáforas históricas fue resaltada a comienzos del siglo pasado por la fotografía, mediante la genialidad de Robert Capa y precisamente en medio de la legendaria Guerra Civil Española, cuyas imágenes indelebles y heroicas recorrieron el mundo al mismo tiempo que la histórica consigna antifascista del Madrid duramente asediado: “¡No pasarán!”.
Desde muy joven perduró en mí el impacto de una vieja foto donde hablaba al pueblo en un mitin político un canoso Pablo Iglesias, aquel tipógrafo que fundó el PSOE pero también la UGT, la central obrera socialista, y cuya imagen de anciano sabio y confiable, en el aire de Unamuno, transmitía una indeleble dignidad.
Y la contundente evidencia de esa foto se me reiteró, no menos encendida cuando, releyendo una antigua edición que reúne textos dispersos de Machado (Los complementarios), reencontré aquella nota suya: “Lo que yo recuerdo de Pablo Iglesias”, legítima e imborrable reminiscencia también infantil, publicada en el diario La Vanguardia de Barcelona, en plena guerra civil, el 16 de agosto de 1938.
Dice allí Machado: “Recuerdo haberle oído hablar entonces –hacia 1889– en Madrid, probablemente un domingo (¿un 1º de Mayo?), acaso en los jardines del Buen Retiro. (...) De lo único que puedo responder es de la emoción que en mi alma iban despertando las palabras encendidas de Pablo Iglesias. Al escucharle, hacía yo la única honda reflexión que sobre la oratoria puede hacer un niño: ‘Parece que es verdad lo que ese hombre dice’”.
Para agregar más adelante: “Yo lo oí por segunda y última vez la tarde en que pedíamos amnistía para los ilustres encarcelados de Cartagena. Llegados al monumento a Castelar, donde la manifestación debía disolverse, encaramado en el alto pedestal vimos aparecer a Pablo Iglesias, que nos dirigía la palabra. Las multitudes aplaudíamos. La voz del orador, algo parda y enronquecida, con aliento difícil de fuelle viejo, era todavía –para mí, al menos– la voz del compañero Iglesias, porque en ella aún vibraba aquel su acento inconfundible de humanidad auténtica”.
Para concluir, magníficamente: “En cuanto a la voz de Pablo Iglesias, del compañero Iglesias, o, si queréis, del abuelo, yo prefiero escucharla en mi recuerdo o, mejor todavía, en la voz de otros hombres no menos auténticos, no menos verdaderos, que aún nos hablan al corazón y a la inteligencia”.
¿Cómo no emocionarse entonces de que el nombre del actual dirigente de Podemos, ese hijo de aquellos espontáneos “indignados” que es el joven Pablo Iglesias, de ese mismo Podemos que viene a recuperar las viejas banderas traicionadas que flameaba en su nacimiento el PSOE, sea justamente el mismo que el de aquel otro joven, otro Pablo Iglesias, el obrero que hace más de 135 años, lleno de sana indignación y justos ideales encabezara con otros 25 compañeros el nacimiento de ese mismo PSOE?
¿Puede dejar de considerarse, algo así, como otra cosa que no sea un acto de justicia poética?
* Poeta, traductor, ensayista.
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14.4.15

DEFENSA DE LA POESÍA



En Torreón van a presentar la reedición mexicana de "Defensa de la Poesía" (Universidad Veracruzana, 2014), que la UV presentó el año pasado en el Festival de Guadalajara.


9.4.15



Jueves, 9 de abril de 2015
Publicaron la poesía reunida del autor y traductor Rodolfo Alonso


Epifanías de un poeta verdadero



La bellísima edición de Lengua viva se presenta hoy a las 18 en la Librería Universitaria, con el escritor y crítico Jorge Monteleone. A los 80 años, Alonso sigue sintiendo que es el mismo poeta que aquel que empezó a escribir.



Alonso había recibido el año pasado el Premio Rosa de Cobre, otorgado por la Biblioteca Nacional.
Por Silvina Friera
El llamado de la poesía irrumpe con una vibración arrolladora. Cómo impedir, por cualquier medio, que la más mínima parcela de realidad no se infiltre por alguna hendidura. Hay un joven de 13 o 14 años –la escena del recuerdo es nítida pero imprecisa en la cronología– que hacia fines de la década del ’40, un día de lluvia escribe, en pocas líneas, el principio de su itinerario poético: “Largos cuchillos de acero/ rasgan un paño ceniza.// Lejos, el horizonte agoniza...” Mucha agua ha corrido y corre por el río de la vida del poeta y traductor Rodolfo Alonso, “un poeta verdadero” –en palabras de Juan Gelman– que “ve la palabra ajena y la alberga, la transforma, la calcina para devolverla limpia al otro”. Muchos versos de sus poemas orbitan en el planeta diverso y único que despliega Alonso: “Yo canto/ lo que se me canta// Lo que canta/ se canta...” “Una tormenta limpia el cielo/ de la noche// Una tormenta/ limpia mi corazón...” “Yo no hablo/ para nadie// En el vacío/ es imposible respirar.” Cuántas epifanías concentradas que se quedan en las pupilas de la memoria: “De espaldas/ con la muerte/ no hay vida/ que no sea/ inaudita”. La bellísima edición de Lengua viva –su poesía reunida 1968-1993, publicada por la editorial cordobesa Eduvim– se presenta hoy a las 18 en la Librería Universitaria (Lavalle 1601) con el escritor y crítico Jorge Monteleone.
“Decir que Rodolfo Alonso es el mago de los poetas argentinos –y uno está tentado de decirlo cuando lee sus versos– es una afirmación peligrosa”, plantea Jorge Santiago Perednik (1952-2011) en el prólogo de Lengua viva, que reúne cuatro libros: Señora Vida (1979), Sol o sombra (1981), Jazmín del país (1988) y Música concreta (1994). “Llamarlo mago (...) quiere decir otra cosa: que todo lo que sus sentidos alcanzan, todo lo que su mente idea, se vuelca en el papel transformado en poesía. No saca conejos, no usa galera, pero tiene una varita mágica que alcanza las cosas y genera sobre ellas un efecto de reconversión poética.” Perednik –también poeta y creador de la revista Xul que murió tempranamente– subraya que la realidad política “tampoco escapa a la magia del poeta”. Y cita como ejemplo el poema “El rey está desnudo”, de 1979, escrito en plena dictadura militar: “Hay sombras allá afuera/ Algo horrible sucede/ Tuvimos hambre y frío/ También tuvimos miedo/ Nos agarró un temblor/ Nos agarró la noche/ La noche es muy oscura/ Las cosas están claras”. Al final de este elogioso texto, el prologuista afirma que Alonso “juega a ser todos los poetas; su estilo, a ser todos los estilos”.
El poeta más joven de la revista de vanguardia Poesía Buenos Aires editó su primer libro Salud o nada en 1954. Desde entonces se ha deslizado por la triple vertiente de la escritura poética, el ensayo y la traducción de poetas y narradores fundamentales como Fernando Pessoa, Cesare Pavese, Giuseppe Ungaretti, Paul Eluard, Marguerite Duras, Antonin Artaud, Eugenio Montale, Carlos Drummond de Andrade, Jacques Prévert, Pier Paolo Pasolini, André Breton, Charles Baudelaire y Manuel Bandeira, entre otros. “Diáfana, la poesía de Alonso, de más de cincuenta años de producción, muestra una rara coherencia, una unidad de registro tal que la datación pierde sentido, no se siente más fuerza o menos fuerza en los poemas según cuando se escribieron, si en la postadolescencia –Alonso comenzó casi niño a escribir– o en la reposada madurez, ya en la plena lucha por el lenguaje poético en un Buenos Aires sobresaltado por la realidad y por la poesía –analiza Noé Jitrik–. De un poema a otro reaparecen en toda su hondura los temas permanentes, como ilustrando la vieja teoría pascoliana acerca de que en el poeta el niño que fue permanece alojado, invulnerable al desgaste, en el corazón de su imaginario, con toda su pena, con toda su extrañeza. Correlativamente, el tono permanece, ha sido hallado y sigue alentando nuevas imágenes que las primitivas recuperan y cuya fuerza sigue alentando y haciendo surgir otros poemas.”
“Supongo que para los editores es más fácil publicar mi poesía por partes que hacer un bloque tan grande con todos mis libros juntos –comenta Alonso a Página/12–. A mí no me convence la idea de poesía completa o reunida porque se termina armando un libro tan grande que ni podés llevarlo a la cama.” El poeta advierte que los poemas políticos que señala Perednik en el prólogo “tienen legitimidad cuando nacen de una experiencia, no de un propósito o una intención”, porque nunca hubo ni habrá programa o plan, más allá de los treinta títulos que publicó –Entre dientes, El arte de callar y Poemas pendientes, por consignar apenas algunos libros de una larga lista– y los reconocimientos que recibió, como el segundo Premio Nacional de Poesía (1997) o el Premio Rosa de Cobre, que le otorgó la Biblioteca Nacional el año pasado. Extrañamente, o en realidad honradamente, continúa sintiendo que a los 80 años es el mismo poeta que al comienzo, aquel que trazó las primeras huellas de una pasión inextinguible un día de lluvia. “De repente, al recordar a Juan (Gelman), me di cuenta de que Lengua viva es el primer libro que no puedo enviarle”, dice el poeta con la emoción a flor de labios.
–Hay dos libros incluidos en su Poesía reunida que fueron escritos y publicados durante los años más oscuros del país. ¿Cómo fue escribir poesía durante la última dictadura?
–Uno escribe en secreto, escribe como para uno, pero al mismo tiempo la poesía circula de maneras muy misteriosas... Yo no pienso mucho, como siempre digo, la poesía me ocurre y se ve que tenía una sensación muy viva de dolor, de angustia, una especie de “asfixia moral”, como dijo Eugenio María de Hostos cuando se suicidó en otro país y en otro momento histórico. Las fechas de los poemas abarcan desde la dictadura de (Juan Carlos) Onganía y llegan hasta los comienzos del proceso. Uno de los primeros poemas es “Pobre país”. Lengua viva me atrae como título. La poesía es la lengua viva, no sólo en el sentido de que no es una lengua muerta o congelada, que no se habla, sino que es una lengua que está encarnada con la vida y la vida está encarnada en esa lengua. En el castellano usamos la misma palabra para designar el idioma –la lengua– y también el órgano con el cual se habla esa lengua. Entonces Lengua viva para mí tiene muchas resonancias. La poesía es lengua viva en el sentido de que es una lengua que está en circulación y al mismo tiempo es una lengua viviente que está enraizada en la vida y su esencia es estar en la vida y defender la vida.
–¿Por qué aparece tanto la lluvia en su poesía?
–La primera vez que escribí fue a los 13 o 14 años y fueron tres líneas muy cortas sobre la lluvia que entonces me rodeaba. La lluvia me toca hondo. Las flores y las hojas después de la lluvia me conmueven y eso aparece mucho en mis poemas. Un poeta gallego me dijo que en Galicia llueve cien días al año, así que puede ser que la cuestión de la lluvia venga de mis ancestros. Todos mis antepasados son labradores gallegos, según descubrimos con un primo. No siempre llueve en mis poemas porque también hay mucho sol, mucha mañana y mediodía también. Rilke dijo que la patria del hombre es su infancia; la primera vez que vi llover, para mí –primer hijo de una familia de inmigrantes que nací acá– Buenos Aires era como Babel, un lugar donde se hablaba todas las lenguas del mundo. Yo tuve que descubrir la ciudad de niño. Al principio la sentí levemente agresiva, diría que hostil. La lluvia, sin embargo, me devolvía un clima de confraternidad, como un aura. Juan L. Ortiz le puso a su obra completa En el aura del sauce, lo mío podría ser “En el aura de la lluvia”. La lluvia me permitía sentir que había una relación de fraternidad con los otros.
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31.3.15

Presentación de libro



Rodolfo Alonso y Jorge Monteleone en la presentación de "Lengua viva