Por Rodolfo Alonso *
¿Puede ser asombroso
que el rostro más salvaje y desbocado del rapaz capitalismo financiero,
ensañado hoy contra el único país que había sido capaz de librarse de sus
garras, desnude su realidad atroz de tal manera que la convierte en su más
nítida metáfora?
Hace mucho ya que la Usura no necesita esconder su
pico ávido y curvado. Pero nunca, como en los últimos decenios y ahora, en
estos días que nos tocan tan dolorosamente y tan de cerca, se ha exhibido más
orgullosa, más reina impúdica y feroz. Nunca pareció más segura y más ufana de
sí misma. Nunca había dejado tan de lado toda máscara de hipócrita moral, de
hipócrita justicia.
Ese rostro sangrante
e insaciable es el ídolo del Oro, capaz de imponer en forma universal su
adoración y, al mismo tiempo, beber como caníbal tanto la sangre de sus fieles como
la sangre de sus víctimas. Ese rostro es el enemigo mortal de la Belleza.
Bien sé yo que un gran
poeta como Ezra Pound ya la había magníficamente revelado (con ropaje de
siglos) en su inolvidable Canto XLV,
nada menos que de 1937. Pero a mí se me presentó, sin habérmelo propuesto, en
un momento no menos significativo: el 11 de junio del año 2000. Y no me parece
para nada inadecuado volver a recordarla en aquellas mismas palabras,
precisamente aquí y ahora.
Rehúsa prosternarse ante Baal
¿Qué
es enfrentar los lobos
en
el silencio blanco
del
Yukón o la estepa,
ser
echado a los leones
liviano
como un mártir,
trepar
involuntario
al
potro del tormento,
sentir
el frío abrazo
de
la Dama de
Hierro,
que
acaricien tu cuello
con
el garrote vil,
el
lazo de los tugs,
la
soga del verdugo
o
la atroz sutileza
de
los Inquisidores,
sobrevivir
naufragios,
te
trague la Ballena ,
atravesar
los polos,
caerse
en la manigua,
delirar
en la selva,
sostener
al simún
bajo
el sol de las doce,
salvarse
de la peste,
perderse
en la tormenta
de
nieve hasta dormirse
dulcemente
por siempre,
ser
presa de caníbales,
comprado
como esclavo?
¿Qué
es enfrentarse a eso
frente
al escalofrío
de
un alud financiero,
el
maëlstrom de la Bolsa ,
el
rugir del dinero,
el
tifón de la usura
que
te sorbe la médula
con
la fría mirada
seductora
y terrible
de
insaciable Medusa?
¿Nunca
se podrá ser
lo
suficientemente
humano?
Silencioso,
Harpagón,
corroído
por
su cáncer dorado,
vuelve
silencio al mundo
y
prisión al destino.
Miserable
confort.
- Poeta,
traductor, ensayista.
es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario